Entrenamiento de fuerza, sobre todas las cosas

BARCELONA, Spain - Sept. 4, 2015 - PRLog -- Si observamos la industria del fitness, del entrenador personal de hoy en día, vemos muchos productos. Demasiados. Pero si buscamos en los orígenes, o más concretamente, en la simplicidad, encontramos algo revelador: sólo existe una única forma de entrenar la fuerza, y es atrayendo origen e inserción de un músculo. Si nuestra premisa no parte de aquí, empezamos mal.

Lo segundo que debemos tener en cuenta es qué hace que esos puntos se acerquen, es decir, de qué está compuesto un músculo. Nos encontramos diferentes tipos de fibras que realizan la misma función pero de diferente forma: unas se fatigan más rápido pero tienen más capacidad de generar fuerza, y otras se fatigan más lentamente pero tienen menos capacidad de generar fuerza. En realidad, en términos de energía, podríamos decir que ambas administran la misma energía de diferente forma. Y todo esto dirigido por el capitán general del cuerpo: el cerebro.

Brevemente, tenemos que podemos realizar la acción de atraer dos puntos de diferentes formas. Una moviendo más carga (generando más fuerza) en menos tiempo, y otra moviendo menos carga en más tiempo. Sin embargo, aún no hemos hablado de velocidad. Y no lo haremos, porque aquí se acaban las bases. El resto es una historia que nos hemos inventado para vender productos.

¿La velocidad no importa? Claro que importa (aunque deberíamos hablar más de aceleración). Importa tanto como que a más aceleración, más pico de fuerza. Vaya, volvemos a la fuerza.

Entonces, la pregunta que te estarás haciendo es: ¿qué diferencia existe entre todas las variantes de ejercicio que nos podemos encontrar en un gimnasio o centro deportivo? Básicamente, varían con la duración y la cantidad de estímulo o fuerza. Y ya está. Puede sonar simple, pero a nivel muscular no existe nada más. Todo gira en torno a esto. Es cierto que a nivel metabólico suceden bastantes cosas, pero todo en función a cómo un músculo se contrae. Es decir, somos esclavos de lo que nuestra musculatura produce. Ella es la base sobre la que cimentar el ejercicio, ya sea viéndolo desde la perspectiva de la fisiología,la biomecánica o de la bioquímica. Las células musculares son las centrales de energía donde se producen todos los fenómenos, y en las que a partir de ellas sucederán todo el torrente de acontecimientos.

Como conclusión, razonemos un poco. Si queremos mejorar en tenis, practicaremos el gesto una y otra vez. Si queremos mejorar la fuerza, practicaremos el acercamiento el origen e inserción en sus diferentes rangos de fatiga una y otra vez. Tiene todo el sentido del mundo. Sin embargo, es mucho más sencillo atribuir a un tipo de actividad unas características milagrosas llenas de propiedades beneficiosas. No os dejéis engañar. El músculo sólo sabe hacer una cosa: contraerse.

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